Se había prometido a sí mismo que el día en que empezara a notar los
primeros síntomas de senilidad pondría en orden sus cosas y dejaría este
mundo con la mayor dignidad posible.
La variable humana. Rodrigo Martín Noriega
Se
encamina hacia su muerte en un estado de terror y gélida agonía,
caminando a tientas a lo largo de las rocas, ocultas bajo las oscuras
aguas marrones a su alrededor, golpeándole el horror de pensar lo que le
está haciendo a los que la sobrevivirán, acosada por el miedo ante la
idea de que, después de todo, pudiera existir un Dios estúpido,
vengativo y ejecutor, un Dios definitivamente no mejor que el hombre, un
Dios que castiga aún más a aquellos tan perdidos como para quitarse sus
propias vidas en primer lugar. ¿Y si todo ese disparate es cierto? ¿Y
si la fantasmagórica palabrería cristiana está basada en la realidad?
Juegos de familia. Iain Banks
En
aquel momento sentí que sólo existía una verdadera forma de protestar
contra el horror de la vida, y constituía en arrojarle a Dios Su don.
Amor y exilio. Isaac Bashevis Singer
A veces me digo que los estoicos tenían razón. Un buen modo de acabar con todo es degollarte a ti mismo.
Esta casa en llamas. William Styron
Apenas
comprendía que pudiera abandonarse un mundo que me parecía hermoso, y
que no se agotara hasta el límite, pese a todos los males, la última
posibilidad de pensamiento, de contacto y hasta de mirada.
Memorias de Adriano. Marguerite Yourcenar